miércoles, 2 de agosto de 2017

Efe

En mi último sueño estuve rodeado de muchas formas. Hacían de mi casa su hábitat mientras yo observaba con cierta temeridad las interacciones propias de su naturaleza. Ciertamente no era el único de mi especie en el recinto, pues me encontraba departiendo con otras personas; la mayoría, rostros conocidos. Siempre me ha parecido curiosa la manera como mi cerebro, e imagino que el de ustedes también, me juega malas pasadas mientras yazco inmóvil en mi cama; hasta que él mismo, caprichosamente, decide que es hora de un nuevo despertar.
Por supuesto que no estaría escribiendo ésto si no se tratase de una situación especial. Las últimas tres semanas han sido turbulentas; Turbulencia que probablemente viviste mientras observabas el bisel del ala manchada de pintura blanca contrastando con un cielo inconcluso, de mil colores, producto de la carrera contra el tiempo, y que quizás tampoco imaginaste sería el presagio de lo que te estoy relatando ahora.
Tienes la facultad, inconsciente, de cambiar vidas con tan solo una mirada. Llegas y de la misma forma te marchas, sin decir adiós. Indudablemente fuimos compañeros de otro milenio, pero ahora dependemos del cielo despejado y tu voluntad para comunicarnos.
Te podría enumerar una lista de sucesos, pero los has olvidado; No podrían ser otra cosa que confabulaciones. Te puedo decir que fuimos escaladores desde mucho antes que se popularizara. No nos importaba compartir el contenido de nuestras tarteras con las manos empolvadas. Te aseguro que no tenía idea de lo que vendría tras nueve años de infortunio, del cual no te percatabas, pero yo sobrellevaba.
Ahora han pasado varios años y la cordialidad nos ha traído de vuelta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario