sábado, 28 de diciembre de 2013

La Aventura De La Abeja Reina

"Algo en los jardines
me llama sin cesar.
La lluvia en las hojas
me inspira confianza.
Los árboles se agitan,
bendito sea este viento.
Y detrás de los muros
oigo algo que me dice:
¡bienvenido! Yo sabía
que vendrías aquí,
a esta caverna...
Supongo que te acostumbrarás
al silencio total.
Mundo inferior
que es eterno como el propio mal...
Así, no habrá para mañana
otra luz que lamentar
al morir el desierto de sed de amar,
y de florecer.
¡Jamás escaparás de aquí!
Sin salir de mi asombro
comienzo a observar;
miles de colmenas
ardiendo en el fuego.
Millones y millones
de sordos tapires,
¡Oh mi Dios!
¡Pero esto es el infierno!
me dije para mí...
Pues no me importa,
yo sé bien que saldré de aquí
de tu colmena...
Tal vez las luces que amanezcan
traerán la paz;
ese color tan diferente a esto, sin dudas...
Y sé que no me va a importar
si a la luz de un verano
muero al morder a mi presa
resignándome,
dejando en ella mi aguijón...
Así sin darme cuenta
rompí los acertijos;
y en un demente impulso
salí de la caverna.
Y oí sonar el rayo,
y corrí por mil canteros
donde tímidas flores
morían con la lluvia...
En ese instante comprendí
que explicar esto a alguien
¡sería inútil!
Las luces temblaron
con la furia del viento
y las hojas
mojadas con perlas del alba
me vieron huir".

Luis Alberto Spinetta

viernes, 27 de diciembre de 2013

Gatos

Soy un gato. Es obvio, no puedo escribir. mis garras, ya sin uñas afiladas por la intervención humana nunca han sido muy ergonómicas para coger el lápiz. Hace unos días tuve la casualidad de conocer a un humano que podía entenderme y mi sorpresa no ha sido menor que la de él; Es quién escribe en estos momentos mientras yo hablo. Siempre quise poder expresarme a ustedes, pero ahora que puedo me da espanto. Hay muchas cosas que no entiendo sobre ustedes que ahora no puedo enumerar. Me agobian. Lo que más me ha sorprendido en estos años que llevo conviviendo con humanos es el amor. No puedo comprender por qué tienen que estarlo expresando de tan extrañas maneras. Soy un gato. No me gusta ser acariciado. Son ustedes tan arrogantes que hasta me han puesto nombre de humano. Tampoco quiero su comida para gatos. Mi cariño ha sido despertado por un plato de leche tibia, no por sus repugnantes besos. No me interesa besarlos, los gatos no nos besamos. Lo más curioso es que siguen comportandose de ésta manera todos los días, a pesar de las francas señales de disgusto; Luego río al escuchar su preocupación al enterarse que nos hemos marchado. ¿Acaso no era manifiesto? Pronto, siento hambre y regreso. La calle no es un lugar fácil para un gato presuntuoso como yo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

El Aroma

El aroma siempre ha sido el eje de los recuerdos de Juan Manuel. Él es una persona muy jovial, siempre anda riendo a pesar de cargar con un corazón acartonado. Al inicio de su séptima década, aún no entiende cómo es que sus reminiscencias se han almacenado en su mente de aquella particular manera, y no como las personas del común; pues él había escuchado decir que las mujeres suelen ser "auditivas" y los hombres, "visuales". Su trabajo de albañil lo mantenía ocupado la mayor parte del tiempo, por no decir "las dos vueltas que da el reloj en un día"; no quería ser exagerado. Él carga con su antiguo oficio en las manchas de su piel morena, que han aparecido por las largas jornadas de exposición a la luz ultravioleta. Es ahora que Juan Manuel, sólo en su casa ubicada en medio de aquel barrio que ni su sombra se atreve a visitar—, sentado en su mecedora favorita se ha puesto a pensar en sus recuerdos; En el aroma de su piel y su pelo, en el cemento húmedo y la tierra mojada, mientras ella va y vuelve en su mismo puesto, pues él ya está sólo. Y su mente lúcida, y su cuerpo postrado.