Mi mente permanece nublada. A pesar de que la puesta del sol en la que Venus y Júpiter fueron visibles fue hace unos cuatro meses; a pesar de que los vientos de Agosto se acompañan de cielos azules y soles brillantes. Difícilmente he alcanzado la primera cuarentena y ya me siento carcomido por la rutina. Todo lo que tanto odiaba es lo que ahora extraño: Ya tenía una, ¿para qué crear otra?
Crear es lo verdaderamente difícil; excepto la vida. Venimos por azar y asimismo nos vamos. Al tiempo que escribo esto puedo observar incontables sonrisas manufacturadas. Esta paradoja es la primera premisa de aquello que hace un tiempo no he dejado de pensar: Nunca podremos vivir juntos; No en estos tiempos modernos.
Para llevar la vida a los extremos no hace falta tanto protagonismo, solo es suficiente vivir, ahora. Cada rostro con su lastre. Eso parecemos saberlo todos de puertas para adentro, pero ya en la senda se nos olvida. No somos otra cosa sino animales con buena memoria.
Es a mi memoria a quien debo combatir todos los días, con la gran desventaja que con cada solsticio ella crece y yo envejezco. Quisiera vivir contigo todos los días para no tener que preservarte en ese mismo rincón; no quiero herirte. Y es que ahora que estamos lejos he notado que eras tú quien mantenía en orden el armario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario